martes, 19 de febrero de 2013

Mejor, mirando hacia atrás

 Todos los estudios demuestran que sentar al niño en sentido contrario a la marcha reduce el riesgo de lesiones en caso de accidente. Por eso, la DGT va a proponer un cambio en el Reglamento General de Circulación para que los menores que viajen en sillitas de los grupos 0, 0+ y I lo hagan en sentido contrario, siempre que el dispositivo lo permita y el niño tenga menos de cuatro años.

Según todos los expertos, que los menores viajen el mayor tiempo posible, hasta los 4 años aproximadamente, en sentido contrario a la marcha, reduce el riesgo de sufrir lesiones en caso de impacto frontal. Las razones las explica Juan Carlos González Luque, jefe de la Unidad de Coordinación de la Investigación de la Dirección General de Tráfico: “si el niño va sentado en sentido inverso a la marcha, las fuerzas que se registran en caso de impacto se distribuyen por todo el cuerpo y no se concentran en la zona del cuello, como ocurre cuando viajan en sentido de la marcha”. Y añade que “las características de la cabeza, del cuello y de la columna vertebral de los niños les hace más vulnerables a sufrir lesiones graves o mortales en caso de impacto por accidente de tráfico”. No debemos olvidar que mientras la cabeza de un adulto representa el 6% del peso de su cuerpo, en los primeros años de un niño, la cabeza supone el 25% de su peso pero los ligamentos y los músculos de su cuello todavía no están bien formados.
Además, puntualiza González, “esto, que ya se sabía para los menores de 2 años –por eso las sillitas del Grupo 0+ solo deben instalarse mirando hacia atrás–, ahora también se sabe para los niños hasta 4 años”. Por ello, la Dirección General de Tráfico va a proponer un cambio en el Reglamento General de Circulación para que los menores que viajen en sillitas de los grupos 0, 0+ y I (aproximadamente hasta los 18 kilos), lo hagan en sentido contrario a la marcha con dos condicionantes: que el dispositivo lo permita y que el niño tenga menos de 4 años. Y otro cambio, la DGT también apuesta por prohibir que los niños con una altura inferior a 1,35 m ocupen el asiento delantero derecho. Son cambios que, según el citado experto, “situarán a España en la vanguardia de la normativa protectora de la seguridad de los niños”. Muchos son los estudios que destacan los beneficios de viajar en sentido contrario a la marcha. Especial relevancia tiene la experiencia en Suecia, donde los niños ya viajan en las sillitas mirando hacia atrás hasta que cumplen 3/4 años. Por su parte, Julio Laria, director general del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre, subraya los resultados de una investigación realizada por las Universidades de Virginia e Indiana y el Hospital Infantil de Filadelfia (EE.UU.), en la que, después de analizar los datos de todos los accidentes registrados entre 1988 y 2003 en Estados Unidos, se asegura que “mientras que la efectividad de los asientos orientados hacia delante es del 78%, los asientos que miran hacia atrás tienen una efectividad del 93%”.
En España, el club automovilístico RACE ha realizado unas pruebas de choque para demostrar la eficiencia de las sillitas infantiles según estuvieran orientadas hacia delante o hacia atrás. Sus resultados se resumen en dos secuencias. En la primera, un maniquí que representa a un niño de 18 meses va en una sillita instalada en el sentido de la marcha y se simula una colisión frontal. La escena es durísima: el cuerpo del ‘niño’ es retenido por los arneses, pero la cabeza se desplaza violentamente hacia delante. La inercia hace que la cabeza siga moviéndose y realice un movimiento primero hacia abajo hasta dar con la barbilla en el pecho, después rebota hacia arriba y hacia atrás, produciéndose el temido latigazo cervical, con consecuencias fatales. La segunda secuencia la resume Antonio Lucas, su coordinador de Seguridad Vial: “En esta ocasión la sillita se instala en sentido contrario a la marcha. Se repite el impacto. El cuerpo del niño es retenido por los arneses y el respaldo de la sillita. Las cargas se reparten de manera más homogénea entre la cabeza, el cuello y la columna vertebral del menor y no se produce el violento movimiento de cuello”. Lucas también asegura que “viajar en sentido contrario a la marcha reduce un 75% los riesgo de sufrir lesiones”. Jesús Monclús, doctor ingeniero industrial experto en seguridad vial, insiste y afirma “que viajar mirando hacia atrás es más seguro que hacerlo hacia delante y está demostrado tanto para adultos como para niños, y tanto en choques frontales como laterales”. Por ello , aconseja que “los niños deben viajar mirando hacia atrás todo el tiempo que sea posible”.
Al mismo tiempo, Monclús pone de manifiesto un problema importante: en el mercado español solo un 10% de las sillitas del grupo I (hasta los 18 kilos) pueden instalarse en sentido contrario a la marcha. Y pide a los establecimientos españoles “que amplíen su oferta, porque estos asientos se venden habitualmente en otros mercados”; y a los fabricantes, “que centren sus esfuerzos en mejorar la capacidad de absorción de energía de sus sillitas en la zona de la cabeza de los niños”. Julio Laria, corrobora el planteamiento y añade que “además de oferta, falta cultura de divulgación. Los vendedores no tienen ni formación ni conocimientos sobre la materia para aconsejar a sus clientes”. En este mismo sentido se manifiesta Lucas: “Todavía queda un trecho por mejorar: los fabricantes deben conseguir sillas más seguras, los vendedores formarse, los pediatras prescribir sillitas, los centros escolares hacer campañas, los padres usarlas y extremar la protección y la Administración legislar, para que sirva de apoyo e incentivo”. Y si la Dirección General de Tráfico legisla en este sentido “de forma consensuada, contará con el apoyo de todos, incentivará la concienciación de los fabricantes y la sociedad, y nadie desde el punto de vista técnico pondrá pegas”, pronostica Laria. En 2012 fallecieron en España, en vías interurbanas, 39 menores de hasta 14 años, según los datos provisionales a 24 horas facilitados por la DGT. Además, de los 27 menores de 12 años que murieron en accidente de tráfico cuando viajaban en turismo o furgoneta, 7 no utilizaban cinturón o sillita infantil.